Foto: Fernando Calzada |
En Inventarios, la obra de Philippe Minyana que se presenta en el Konex, Malena Solda interpreta el papel de Ángela, quien compite en un programa de televisión con Bárbara y Jacqueline. Las tres exponen sus vidas, sus recuerdos más íntimos, sus miserias. Y lo hacen porque, en el fondo, quieren ser queridas. Malena, que hace tiempo se corrió del frenesí de la tira diaria, encontró así un modo de hablar de la caja boba. "Me gustó la ironía que hace el autor sobre los programas donde la gente cuenta sus aspectos íntimos, como talk shows y realities", dice ella, que en las entrevistas nunca se refirió a su vida privada. "No me gusta que me pregunten por mi situación sentimental, y si lo hacen me voy por la tangente. Como actriz me conviene que se sepa lo menos posible sobre mí, porque si no se produce un prejuicio en el espectador."
¿Cuándo descubriste que te sentías más cómoda sobre un escenario que en la tele?
En el escenario uno tiene más libertad, porque puede usar todos sus recursos. El cuerpo, la voz, la proyección. Te exige más, pero sos más libre para expresarte. Además manejás tus propios tiempos. director de cine corta a piacere y creo que en la tele ni lo piensan. Cuando hago televisión me gusta jugarme con proyectos alternativos, de productoras independientes. Como Guita fácil, la miniserie que grabé el año pasado de Marcelo Camaño.
¿Cómo se hace para correrse sin temer que te olviden?
Tiene que ver mucho con la educación, con lo que te dieron en tu casa. Cuando en 2005 yo tomé esa decisión, y sentía todos esos miedos, había algo que me respaldaba. Una parte de mí misma me decía "Va a estar todo bien". Esa confianza en vos misma la tenés un poco innata, y otro poco porque en tu casa te dijeron "Mirá, acá va al rebaño, pero vos podés hacer otra cosa. Tenés que hacer lo que te haga feliz". Mis padres nos estimularon mucho de chiquitos. Fuimos a cerámica, canto, guitarra, lo que quisiéramos. Entre esas actividades estaba teatro. Y yo sentía que eso era lo que quería hacer, aunque de entrada no se lo tomaron muy en serio. Era como un juego, para mí, y para ellos también.
Fuiste alumna de Hugo Midón. Imagino que él también habrá forjado esa autoconfianza...
Sí, es la infancia, Hugo... lo mejor de la infancia. Había una canción que decía "Me miro en el espejo, me quiero como soy, no importa si soy flaco, petiso y panzón, así soy yo". A mí me llevaban porque la ideología de mis padres coincidía con la de él. Fueron seis años que me marcaron muchísimo. Hugo siempre planteó la actuación desde el juego, y el placer; lejos del divismo. Y eso es muy importante, Si uno no disfruta, nada tiene sentido.
Integrás Teatro por la Identidad, ¿cómo vivís los avances en derechos humanos?
Cuando nació Teatro por la Identidad, a fines de los 90, fui a ver la obra A propósito de la duda y salí muy conmovida, porque era la primera vez que se hablaba de los nietos de esa manera, en un contexto muy frívolo como el que estábamos viviendo. Por eso cuando terminó la función le pedí a Valentina Bassi, que era una de las fundadoras, que por favor me llamaran cuando necesitaran a alguien. Desde ese entonces hasta hoy, sigo. Entonces era muy distinta nuestra función social como actores. Años después, un programa como Montecristo pudo hablar de esto, y lo celebro.
¿Cómo te llevás con Buenos Aires?
Bien, le tengo mucho cariño. Me gusta que todo el año haya sol. Sí veo la cantidad de autos que hay, y me deprime un poco. Y la multiplicación de torres me termina de deprimir. Pero me gusta andar en subte, me gustan los trenes -aunque me gustaría que estuvieran mejor- la diversidad cultural.
¿Qué es lo mejor de los porteños?
Creo que la avidez por la cultura.
¿Y lo peor?
El racismo del cual no tenemos conciencia. Ahora con esto de Mauricio Macri y sus declaraciones saltó más de uno. A veces escucho cosas que no puedo creer. "¿Qué te pensás, que soy peruano?", "Sos reamarrada, sos rejudía", ¡¿cómo?! Eso me da vergüenza, porque me parece que ni siquiera hay registro de que está mal.
DZ/km
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