martes, 28 de junio de 2011

Inventarios culmina temporada en el Konex



Es justamente en su título Inventarios en donde el autor da cuenta de la concepción de mundo que imagina la obra: una persona es el complejo entramado de recuerdos, de anécdotas sobre relaciones amorosas, relaciones familiares, objetos, lugares, amigos y conocidos, y una larga lista de ítems que conforman este inventario constitutivo.

El contexto histórico-social fue el fondo presente en los relatos de las tres protagonistas. Sus devenires amorosos y familiares, sus anecdotarios, estuvieron siempre en paralelo con los hechos que construyeron la historia socio-política de la Europa del siglo pasado. Con sentido del humor, lograron sortear la exhibición del dolor, transformando sus dolorosas anécdotas en asuntos valiosos para formar el relato de sus vidas. Y en tono intimista, nos transmitieron: “todos somos iguales, si me animo a contar todo esto es porque se que me van a entender”. 

Con su desinhibición nos hablaron de igualdad, de generosidad, del valor de “compartir”. Podríamos leer el derrotero de uno de estos personajes en una novela de Dostoievsky. Aunque en esta escritura tiene un matiz particular; el hilo que hilvana los elementos de la obra es un invento de Minyana: el aire de bohemia con el que se interpreta la vida, la convicción de que, con sabiduría popular, los dramas se pueden volver comedia más que tragedia.
 
Y estas tres mujeres se encuentran con el dispositivo mediático, un show hecho con sus anécdotas. En este cruce competieron los cuerpos con la proyección de las cámaras, la historias de vida contra las imágenes de luz. 
 
Gonzalo Martínez

miércoles, 22 de junio de 2011

Los espectadores opinan...

Diez razones para ir a ver Inventarios...

María Laura Santos, Malena Solda y Verónica Pelaccini

1- Porque Malena Solda, Verónica Pelaccini y María Laura Santos son el trío más alucinado de féminas que nunca vi en una obra, exponiendo cual mapa desplegado lo más sacado y visceral, lo más sutil e impalpable de sus vidas.

2- Porque después de esta obra, nunca más vas a volver a ver una plangana, un vestido o una lámpara como solamente eso.

3- Porque la exposición oral, la palabra, circula por toda la obra como una moneda que estalla de mil maneras.

4- Porque Alfredo Staffolani deconstruye a un conductor de reality capaz de sonrojar a Tinelli y hacer morir de envidia a Jean Paul Sartre.

5- Porque es una obra que te acerca a Philippe Minyana, uno de los autores dramáticos más importantes del siglo XX, cagándose de risa, sin necesidad de que te des una carmela de seudointelectualidad a la violeta.

6- Porque te vas a cagar de la risa. Y porque también te vas a inquietar.

7- Porque el trabajo de video y sonido se entrelaza en la obra como un actor/autor más. El trabajo de Ian Kornfeld es una delicia, nuevamente.
Alfredo Staffolani

8- Porque se están yendo de gira, y son las últimas funciones en Buenos Aires… ¡Apurate!

9- Porque con 50 o 70 mangos (lo que salen las entradas) apenas te comprás un Mc Combo o un Mc Combo con doble porción de fritas y gaseosa… ni punto de comparación…

10- Porque la tenaz y creativa dirección de Gonzalo Martinez logró combinar todo en una amalgama en la que todos estos ingredientes estallan en una obra única, imperdible.

jueves, 2 de junio de 2011

Ian Kornfeld: "El costado voyeur que todos llevamos dentro..."

Tres pantallas con excelentes videos a cargo de Ian Kornfeld, hacen las veces de lupas en las que un detalle se amplía para mostrar el gesto de cada una de ellas. 


El concepto general del aparato mediático que rodea a las tres protagonistas de la obra es el de generar la sensación de que en el lugar de esas tres mujeres podría estar cualquier persona. Cualquiera podría ser el protagonista de esta obra. Por eso es que la idea de multitud competirá con la de particularidad.

La cantidad de rostros que puedan aparecer en pantalla competirá con los encuadres en vivo que tome la cámara en escena y amplifique para voyeurismo del espectador.


Kornfeld nació en octubre de 1977 en Buenos Aires donde reside actualmente. Dedicado a la experimentación audiovisual desde siempre, ha cofundado las agrupaciones Pornois y Mongo. Además ha realizado diversos trabajos audiovisuales y fotográficos a nivel individual y en colaboración con otros artistas. 

Alfredo Staffolani es Eva, un presentador estrella

Inventarios es una competencia coordinada por Eva, “el” presentador estrella. Hay tres mujeres francesas midiéndose en el juego: Bárbara, Jacqueline y Ángela. Las tres con gran experiencia de vida. Intentarán desnudar su interior. Traerán pruebas de lo que cuentan, objetos, imágenes, e intimidades difíciles de inventar.


Según lo describe Minyana al referirse a la figura del entrevistador, "... es un intento de interceptar, de manera general, lo extraño de lo ordinario. Una entrevista logra capturar lo real pero es siempre la sorpresa, a mi modo, de lo real lo que me interesa." Lograrlo, será uno de los desafíos de Eva.

JUNIO: últimas funciones en el Centro Cultural Konex


Una obra de Philippe Minyana

Elenco:
Malena Solda
Verónica Pelaccini
María Laura Santos
Alfredo Staffolani

Dirección:
Gonzalo Martínez

Funciones: Sábados 20:30 hs | Domingos 19 hs.
Localidades: Desde $ 50.- 
Entradas a la venta en la boletería del teatro (desde las 17 hs.) o por sistema Ticketek 
(5237-7200 – www.ticketek.com.ar).

Ciudad Cultural Konex – Sarmiento 3131 / 4864-3200
www.ciudadcultutralkonex.org


Ficha técnica:
Iluminación: Ricardo Sica y Matías Sendón
Diseño de vestuario: Pablo Ramírez
Asistente de vestuario: Gonzalo Barbadillo
Diseño de escenografía: Alicia Leloutre
Realización de escenografía: Santiago Rey
Fotografía: Alejandra López
Video y sonido: Ian Kornfeld
Peinados: Ale Granado
Maquillaje: Dolores Giménez
Traducción: Alicia Migdal
Diseño gráfico: Estudio Papier
Producción ejecutiva: Florencia Flores Iborra
Coordinación de producción: Romina Chepe
Asistente de dirección: Carolina Balbi

Prensa: Duche&Zárate – 4522-2562 / 15-5808-1039
prensa@duchezarate.com.ar / www.duchezarate.com.ar

miércoles, 1 de junio de 2011

Inventarios en La Nación

El despiadado mundo de los reality shows, con la pluma del francés Philippe Minyana

Por Susana Freire para La Nación

Foto: Alejandra López
Los reality shows en que cada participante, sin pudor, expone sus vivencias, por más desagradables y dolorosas que le resulten, se imponen en todo el mundo. Es el tema que eligió el dramaturgo francés Philippe Minyana para registrar la angustia y el afán de reconocimiento que padecen algunas personas, impulsadas por la infelicidad, la soledad, la falta de amor. 

La acción se presenta en un estudio de televisión, donde un conductor invita y orienta a las participantes a volcar sus inquietudes a partir de tres objetos favoritos. Para Angela, un vestido de los años 50 es el testimonio de una época feliz; para Jacqueline, la palangana es el objeto que elige y el que conserva desde hace años. Bárbara, entre sus pertenencias, optó por una lámpara de pie, como recuerdo no muy grato de una antigua relación. Frente al despotismo y maltrato del conductor, las tres mujeres se afanan por hablar de su vida, mezclando el presente y el pasado, para demostrar la desazón de una existencia vacía y sin perspectivas de futuro. Las interrupciones e imposiciones del conductor incrementan la verborragia de las mujeres, que termina convirtiéndose en un mudo grito de desesperación y angustia.

La puesta reproduce el estudio de TV, con mucho de artificiosidad, ilustrado con pantallas multimedia que, aunque no presentan valores dramáticos, sirven para subrayar el texto de las participantes.
Es muy importante en el resultado de la propuesta la actuación de Solda, Pelaccini y Santos, que definen el perfil de cada personaje para reproducir acertadamente el dramatismo de los parlamentos. Staffolani, por su parte, si bien recurre a una composición paródica, por momentos se ve demasiado sobreactuado. Es acertado el ritmo que logra imponer el director, lo que revaloriza la dinámica de la obra.


Autor: Philippe Minyana | Dirección: Gonzalo Martínez | Con Malena Solda, Verónica Palaccini, María Laura Santos y Alfredo Staffolani | Iluminación: Ricardo Sica y Matías Sendon | Escenografía: Alicia Leloutre | Video y sonido: Ian Kornfeld | Vestuario: Pablo Ramírez.
Sala: Ciudad Cultural Konex (Sarmiento 3131) | Duración: 50 minutos.
Nuestra opinión: buena.

viernes, 20 de mayo de 2011

Derivas del teatro documental | Inventarios en Revista Ñ

La producción dramática del francés Philippe Minyana parece instalarse en Buenos Aires tras la sólida puesta de “Inventarios”, ahora en cartel. Aquí, el autor habla de sus procedimientos a la hora de escribir un teatro de investigación en la era de los Realities.

Por Susana Villalba para Revista Ñ

En el Centro Cultural Konex se estrenó recientemente Inventarios, pieza del francés Philippe Minyana, con dirección de Gonzalo Martínez, excelentes actores y un importante trabajo visual y sonoro diseñado por Ian Kornfeld. La obra es de 1987 y por entonces el Entrevistador representaba a quien acercaba las voces del coro de anónimos, un resabio del mensajero griego, según el autor. Dados la actual relevancia de los medios y el boom de los reality show, Gonzalo Martínez lo convierte en quien manipula y administra los relatos. Otra vuelta de tuerca, una reinterpretación sobre el teatro europeo de actor a público más que de personaje a personaje. También elige este director que sea evidente la mediación de actrices, ya que no dan el physique du rol de las personas reales que originaron los textos.

Inventarios se inscribe, según reconoce Minyana, en el auge en Europa de un teatro documental de casos no extraordinarios, lo que luego entre nosotros derivó en la idea de Biodrama. En Minyana con una mirada más política, sin llegar a ser un teatro político, pero incluyendo noticias de los diarios o con obras basadas en entrevistas a obreros de Peugeot (Habitaciones, en 1986) o a partir de reportajes a viudas de ex combatientes (Sala de fiestas, en 1995). Además, Inventarios se inspiró en el trabajo del artista plástico Christian Boltanski: Inventario de objetos que pertenecieron a una mujer que vivió en Bois-Colombes. Boltanski tomó objetos cotidianos abandonados al fallecer una obrera; las huellas de la guerra en esos recuerdos ordinarios era evidente, Boltanski los enmarcó y exhibió: una dimensión ontológica surgió de lo aparentemente simple y cercano. Así son los textos de Minyana, que venía entrevistando por radio a personas de la localidad para que contaran sus historias. Convocó entonces a tres actrices pero a la vez buscó sus “dobles” (una vecina, la madre de un amigo y la madre de una de las actrices) y, poniendo como centro objetos que tuvieran relevancia para ellas (la palangana, la lámpara y el vestido que son ejes en la obra), grabó en varios encuentros sus relatos de vida. Luego transmutó todo a literatura.

Inventarios no es precisamente realista ni lo es su efecto, debido a su forma. Es una pretensión de que el actor sea la presencia física del misterio existencial oculto en el lenguaje cotidiano. Para lograrlo, este autor escribe a mano, o sea “con todo el cuerpo”, y en el caso de Inventarios sin puntuación, para que cada actor, dice, encuentre por sí mismo la energía de la palabra y así pueda transmitirla con verdad. Además, pensando a cada hablante como instrumento que agrega su tono, su modismo particular según región y clase social. Y buscando que el ritmo de las palabras genere una partitura.

Inventarios, en la realización de Jacques Renard, fue llevado a la televisión en 1991.

Nacido en Besançon en 1946, Philippe Minyana siempre quiso hacer teatro. Como dramaturgo, comenzó acercando uno de sus textos al Teatro Abierto, sala que funciona como movimiento de nuevos dramaturgos y directores; posteriormente llegó a dirigir y coordinar allí el ciclo Teatro en construcción y fue autor asociado; ese complejo teatral le dedicó una de sus publicaciones. También actor, director y dramaturgo de libretos de óperas y piezas radiofónicas, reconoce entre sus influencias a Beckett, Bernhard y Handke, no sólo por el trabajo con el lenguaje y la relación musical entre las palabras, también por la falta de intención sicológica o sociológica y por la exposición filosófica del desconcierto y la fragilidad humanos. Además, realizó adaptaciones de clásicos como El príncipe constante, de Calderon de la Barca, y El cerco de Numancia, de Miguel de Cervantes. De sus casi 40 piezas escritas, conocemos pocas en el país. Minyana nos visitó en 2001; entonces fueron semimontadas André, Volcán (con referencias a Fedra ) y La casa de los muertos, por Francisco Javier; esta última además publicada por Eudeba. Los varios textos de Dramas breves 1 y 2 fueron organizados en un espectáculo unitario por Daniel Veronese.

Inventarios fue encarada por Laura Yusem y luego incluida en los dos volúmenes de Editorial Atuel que compilan los ciclos Tinta Fresca . Minyana llegó acompañado por la investigadora y traductora Francoise Thanas y por el director Roberto Cantarella, con quien conforma desde hace años un equipo en el Teatro Dijon-Bourgogne, donde forman actores y difunden dramaturgias contemporáneas. Luego, en el ciclo Tinta Fresca de 2005, se representó Minyana sobre Francia .


Foto: Alejandra López



A la distancia

Con la colaboración de Mónica Espina, argentina residente en Francia que ha montado allí algunas obras del autor, realizamos esta entrevista a distancia. Las preguntas giraron en torno a características de los textos difundidos aquí. Pero es importante aclarar que la escritura de este autor es muy vasta, siempre experimental y distinta.

El Entrevistador tiene un lugar importante en sus obras, en “Inventarios”, en algunos de los “Dramas breves”...

En Dramas breves 2 una entrevistadora escucha a dos personajes extraños. Es menos la función de la entrevistadora lo que me interesa que la intrusión, en una pieza de teatro, de un elemento singular que cohabita con otros elementos igualmente singulares: una señora mayor que va y viene, el hombre enamorado... Es un intento de interceptar, de manera general, lo extraño de lo ordinario. Una entrevista logra capturar lo real pero es siempre la sorpresa, a mi modo, de lo real lo que me interesa.

La guerra también tiene una presencia relevante.

Durante un período de mi escritura, del 87 al 90, quería explorar este tema que me parecía inevitable en la literatura teatral. Es uno de los temas fundantes. Se trataba sobre todo de trabajarlo precisamente como tema universal, no en particular nuestra guerra de ese pasado inmediato. El tema de la guerra permite una escritura épica, abierta.

Cada personaje hace su monólogo y no es frecuente el diálogo ni el conflicto entre dos.

Esto también es muy de la primera parte de mi obra, los años 80 y 90, la escritura rechaza la psicología, el conflicto íntimo. Funciona más bien como un poema dramático. Rompe con el sistema anglosajón, el teatro de cámara. Lo recitativo reemplazó la forma clásica “yo te hablo, tú me respondes”. Actualmente intento “trenzar” los diálogos. Es un diálogo perturbado, que salta de un tema a otro. Un principio de realidad, como en la vida, que suscita humor. Los diálogos son sobre todo partituras.

Hay un protagonismo de los objetos, cartas, fotos...

Objetos, fotos, cartas, vuelven a menudo. Huellas, recuerdos, el pasado, el presente. Testimonios indispensables. Me gusta que el teatro convoque los mismos elementos que las artes plásticas. La obra de teatro es como un paisaje heterogéneo y variado.

¿Cómo imagina la representación de sus obras?

La escritura, desde el comienzo, introduce la representación. La didascalia se vuelve texto. Y el texto y las réplicas van ensamblados. Ahora acabo de escribir “relatos-teatro”. Las fronteras ya no existen. Son las formas que acompañan, modelan e identifican mi escritura.

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